Por Franz Hartmann
La
ortodoxia de la Edad Media
consideraba a los ángeles, demonios y espíritus humanos desencarnados, como
entidades personales invisibles. Personificaron a los poderes del bien y del
mal, e hicieron de ellos caricaturas y monstruos que volaban de lugar a lugar,
tratando de subyugar las almas de los hombres o de sujetarlos a su poder. El
gobierno de aquellos tiempos era oligárquico, y el pobre dependía de los
favores del rico. El poder de la
Iglesia era supremo, y los dictados del clero no toleraban la
desobediencia. El servilismo y anhelo por favores personales estaban a la orden
de aquel tiempo, y este estado de la mente influenció y modificó necesariamente
las concepciones religiosas del pueblo. El Espíritu Supremo del Universo fue
degradado a sus ojos como un tirano personal, y cuyo favor trataban de ganar
por medio de penitencias, súplicas, y por medio de la intercesión de los
sacerdotes, que se suponía eran sus favoritos. Todo lo que no podía ser
reconciliado con las preocupaciones y opiniones existentes, era atribuido al “diablo”;
y los horrores de la
Inquisición , las persecuciones religiosas y procesos de
brujas, son bien conocidos para traerse a la memoria del lector.
"Pneuma",
o "alma", significa un espíritu semi- material, una esencia o forma
que no es ni "material" en el sentido aceptado de la palabra, ni
espíritu puro. Es (como todo lo demás en el universo) una forma de la voluntad,
y puede tener una o ninguna inteligencia. Generalmente significa el eslabón que
une el espíritu con el cuerpo; pero hay seres que pertenecen enteramente al
reino del alma y no tienen cuerpos como los llamados comúnmente
"materiales".
Se puede
decir que el alma es cierto estado de actividad de la voluntad, y lo mismo se
puede decir del cuerpo físico; porque si consideramos al universo como siendo
una manifestación de la voluntad en movimiento, entonces todas las formas y
objetos que conocemos, o que podemos imaginar, son determinadas vibraciones de
la voluntad. Así, pues, podemos considerar a la naturaleza física como constituida
de un orden inferior de vibraciones, al alma como una octava superior de las
mismas, y al espíritu como más superior todavía. Si el cuerpo físico muere, la
octava inferior deja de sonar, pero la superior continúa y continuará en
vibración mientras esté en contacto con lo más elevado; pero si el espíritu se
ha separado de ella, tarde o temprano cesará su actividad. Así pues, si el
hombre muere el alma sobrevive, y sus esencias superiores van a formar la substancia
del cuerpo del hombre paradisíaco, "el hombre del nuevo Olimpo"
(Devachán), y las esencias inferiores del alma, de la cual el espíritu se ha
separado, se disuelven en los elementos astrales a que pertenecen, así como el
cuerpo terrenal se disuelve en los elementos de la tierra.
Esta
disolución, sin embargo, no se verifica inmediatamente en el momento de la
separación del alma del cuerpo, sino que puede necesitar largo tiempo. Lo que
constituía la mente de un hombre (kama-manas),
continúa todavía existiendo después de la muerte del cuerpo, aunque el astrum no es ‘la persona’ a que el astrum perteneció. Si un hombre ha sido
veraz durante su vida, su espíritu (entendido aquí como
el alma en el cuerpo astral) será veraz después de la muerte del hombre.
Si ha sido un gran astrónomo, un mago o alquimista, su espíritu será todavía lo
mismo, y podemos aprender muchísimas cosas de tales espíritus; esas cosas son
los restos de la mente inferior que en un tiempo constituyeron el hombre
terrenal.
Hay dos
muertes o dos separaciones. La separación del espíritu y alma del cuerpo y la separación
del espíritu del alma, (o, para expresarlo más claro, la separación de lo
espiritual del alma meramente intelectual o animal). Si una persona muere de
muerte natural (esto es, de vejez), si sus pasiones han muerto durante la vida,
si su voluntad egoísta se ha debilitado y su mente se ha hecho como la de un
niño, y si ha puesto su confianza en su Padre: su espíritu y su alma, al
momento de la muerte, su alma será libre de las cadenas materiales y será
atraído al cuerpo de Cristo (la influencia
magnética de Buddhi; la esfera espiritual).
"Tal alma es la carne y sangre
de Cristo y Cristo es su Dueño. No entra en comunicación con los mortales,
porque no desea nada terrenal. No "piensa" o especula acerca de las
cosas terrestres, ni se apena por sus relaciones o amigos. Vive en un estado de
pura dicha y gozo".
Tal es la
suerte de los que mueren de muerte natural en Dios; pero las condiciones de los
que mueren prematuramente sin ser regenerados, las de los suicidas o las de los
que mueren a consecuencia de algún accidente, difieren muchísimo; porque aunque
sus almas han sido separadas por fuerza de sus cuerpos, el espíritu (Buddhi-Atma) no por esto deja necesariamente al alma (manas), sino que puede permanecer con
ella hasta que otra separación se verifique. Permanecen en tales casos seres
humanos como cualesquiera otros; sólo, con esta diferencia, que no poseen un
cuerpo físico, y permanecen en tal estado hasta que llega el tiempo cuando,
según la ley de la
Naturaleza y su propia predestinación (Karma), su muerte
física debería haber llegado. Al
terminar este tiempo se verifica la separación de sus principios inferiores y
superiores. Mientras tanto viven en sus cuerpos astrales. Tales cuerpos son
invisibles para nosotros, pero son visibles entre ellos, y tienen sensación y
facultades perceptivas, y ejecutan en sus pensamientos lo que tenían costumbre
de ejecutar durante la vida, y creen que lo están ejecutando físicamente.
Permanecen todavía en la esfera de la tierra, y Paracelso les llama Caba-li.
Están todavía en posesión completa de sus deseos terrenales y pasiones; tratan
de satisfacerlas, y son instintivamente atraídos hacia personas en quienes
hallan deseos y pasiones correspondientes, y a los lugares en donde pueden
esperar satisfacerlas, entrando en simpatía con los llamados médiums, y son por
lo mismo inclinados con frecuencia a instigar a tales médiums a que cometan
crímenes e inmoralidades; no se puede evitar que lo hagan así, porque, al
perder sus cuerpos físicos, han perdido también la suma necesaria de energía y
poder de voluntad para ejercer dominio propio y emplear sus facultades de
raciocinio. Con frecuencia rondan los lugares donde acostumbraban pasar el
tiempo durante la vida; de este modo tratan de hallar alivio a la sed
devoradora que sienten por satisfacer sus deseos. A donde quiera que sus
pensamientos les atraigan, hallá irán. Si han cometido algún crimen, pueden ser
encadenados por el arrepentimiento al lugar en que fue perpetrado; si tienen un
tesoro sepultado, el cuidado de su dinero puede retenerlos allí; el odio o
deseo de venganza puede encadenarlos a sus enemigos; el amor material puede
convertirlos en vampiros, y encadenarlos con el objeto de su pasión, con tal
que haya algunos elementos en la víctima que les den acceso, porque el cuerpo
astral de una persona mala no puede influenciar la mente de una persona pura,
ni durante la vida ni después de la muerte, a menos que estén en mutua relación
por alguna semejanza en sus organizaciones mentales .
"Bajo
ciertas circunstancias, tales entidades humanas pueden hacerse visibles o
manifestar su presencia de alguna manera. Pueden aparecer en forma corporal, o
permanecer invisibles y producir sonidos y ruidos - como toques, risas,
silbidos, estornudos, gemidos, suspiros, pasos, pataleos -; pueden arrojar
piedras y mover los muebles u otros objetos, y todo esto lo pueden hacer con el fin de llamar la atención de los
vivos, a fin de que puedan obtener una oportunidad de entrar en comunicación
con ellos".
Pero no
todas las apariencias de visitadores supramundanos o submundanos son causadas
por las apariciones de los espectros o cuerpos astrales de los suicidas o
víctimas de accidentes, ni por los cadáveres
astrales (o “cascarones”) y el Evestrum
de los muertos (cuerpos astrales), sino que hay otras entidades invisibles que
pueden rondar las casas de los mortales, y pueden en ocasiones hacerse visibles
y tangibles a los sentidos físicos, si existen las condiciones necesarias para
tal fin.
"Una
de estas clases la forman los seres llamados "fantasmata" (palabra griega que
significa “fantasma”, y pueden ser producidos por la imaginación del hombre).
Estos seres semejantes a espectros son "espíritus nocturnos", que tienen raciocinio semejante al del
hombre. Tratan de apegarse a los hombres, especialmente a los que tienen muy
poco poder de dominio propio, y a quienes pueden dominar. Hay muchísimas clases
de estos ‘espíritus’, buenos lo mismo que malos, y les gusta estar cerca del
hombre. En esto son comparables a los perros, que también gustan de la compañía
de los hombres. Pero el hombre no puede aprovechar nada de su compañía. Son
sombras vacías, y sólo un embarazo para él. Temen los corales rojos, como los
perros temen a un látigo; pero los corales obscuros les atraen". ("Herbarius Theophrasti: De corallis".)
"Algunos
creen que tales ‘espíritus’ pueden ser arrojados con agua bendita y quemando
incienso; pero no se puede tener ninguna agua bendita mientras no se halle un hombre
bastante santo para poder dotar al agua con un poder oculto. El verdadero y
efectivo poder contra todos los malos espíritus es la voluntad. Si amamos a “La
Fuente de todo Bien” con todo nuestro corazón, mente y deseo, podemos estar
seguros de no caer nunca en el poder del mal; pero las ceremonias sacerdotales
- rociar agua, quemar incienso y cantar encantamientos - son invenciones de la
vanidad clerical, y por lo mismo tienen su origen en la fuente de todo mal. Las
ceremonias han sido instituidas en su origen para dar una forma externa a un
acto interno; pero donde el poder interno, para ejecutar tales actos, no
existe, una ceremonia no será de ningún valor, sino sólo para atraer a los
espíritus a quienes puede gustar burlarse de nuestra tontería". ("Filos. Oculta".).
Aclaración: Este autor, como muchos otros, utiliza la
palabra “espíritus” para designar a entidades invisibles, etéreas, de todo
tipo. Pero la palabra “ESPÍRITU”, estrictamente hablando en lenguaje teosófico,
es ATMA (principio superior a manas (mente) del cual adolecen casi todos los
“espíritus” a los cuales se hace alusión aquí). Sin embargo, como término del
vulgo interesado en estos temas, la palabra “espíritus” puede ser aceptada,
pero sin perder la idea del concepto verdadero de la palabra.
A.B.
Otra clase
consta de los Incubos y Súbcubos, de los que hablan las
tradiciones rabínicas de una manera alegórica como habiendo sido creados por el
derrame del semen de Adam (el hombre animal) mientras se ocupaba de Lilith, su
primera esposa (dando a entender una imaginación mórbida). Paracelso dice en su
libro "De Origine Morborum
Inivibilium", lib.III.: "La imaginación es la causa de los
Incubos y Súbcubos, y de la
Larva fluídica.
Los Incubos
son seres masculinos y los Súbcubos
femeninos. Son el producto de una imaginación intensa y lasciva de los hombres
y mujeres, y después que toman forma desaparecen. Son formados del Esperma que
se halla en la imaginación de los que cometen el pecado contra natura de Onán
en pensamiento y acto. Viniendo, como viene, sólo de la imaginación, no es
verdadero esperma, sino sólo una sal corrompida (esencia). Sólo una semilla que
entra a los órganos de la
Naturaleza suministra para su desarrollo puede desarrollarse
en un cuerpo. Si la semilla es plantada en el suelo a propósito, se pudrirá. Si
la esperma no cae en la matriz conveniente, no producirá nada bueno, sino algo
inútil. Por lo mismo, los Incubos y Súbcubos que se producen de la semilla
corrompida, sin el orden natural de las cosas, son malos e inútiles, y Tomás de
Aquino ha cometido un error tomando equivocadamente tal cosa inútil por una
"perfecta".
"Este
esperma que viene de la imaginación, nace en Amore Hereos. Esto significa una
clase de amor en que un hombre puede imaginarse una mujer, o una mujer un
hombre, para ejecutar el acto connubial con la imagen creada en la esfera de la
mente. De este acto resulta la expulsión del flúido etéreo inútil, impotente
para engendrar un niño, pero capaz de producir Larva. Tal imaginación es madre
de una impúdica lujuria, que, si continúa, puede hacer al hombre impotente y a
la mujer estéril, porque mucho del poder verdadero creativo y formativo es
perdido por el ejercicio frecuente de esta mórbida imaginación. Esta es
frecuentemente la causa de las molas, abortos, fracasos y malas formaciones.
Este esperma corrompido puede ser tomado por los espíritus que vagan por la
noche, que pueden llevarlo a un lugar donde pueden fecundarlo. Hay espíritus
que pueden ejecutar un "actus" con él, como también lo pueden hacer las
brujas, y, a consecuencia de este "actus", pueden producirse muchos
monstruos curiosos de formas horribles". ("De Orig. Morb. Invis.").
"Si
tales monstruos nacen de una imaginación consciente poderosa, la misma
conciencia será creada también con ellos. Los ‘espíritus de la noche’ pueden
usar todo lo que nace de tal esperma según quieran, pero no pueden usar nada de carácter humano o que posea
verdadero espíritu". "El amor erótico es un estado del cuerpo
invisible, y es causado por una imaginación sobreexcitada, estimulada a tal
grado que arroja esperma, de la cual pueden resultar Incubos y Súbcubos. En las
pollutionibus nocturnalis ordinarias,
el cuerpo pierde esperma sin ningún esfuerzo de la imaginación, y los espíritus
de la noche no pueden por lo mismo usarla para sus fines".
"Si
las mujeres que han pasado de la edad en que pueden concebir, son impúdicas y
de vivida imaginación, pueden también producir tales cosas. Si las personas de
uno u otro sexo tienen deseos lujuriosos y una imaginación activa, o si se
enamoran apasionadamente de una persona del sexo opuesto, y no pueden obtener
el objeto de su deseo y fantasía, entonces un Incubo o Súbcubo puede tomar el
lugar del objeto ausente, y de este modo los hechiceros pueden producir
Súbcubos y las brujas Incubos". "Para impedir tan desgraciados
sucesos, es necesario ser casto, honrado y puro, en pensamiento y deseo, y todo
el que no pueda ser así debe casarse. La imaginación es un gran poder, y si el
mundo conociera las cosas extrañas que se puede producir por el poder de la
imaginación, las autoridades harían que todos los vagos se fueran a trabajar y
a emplear su tiempo de alguna manera útil, y tendrían cuidado de los que no
pueden gobernar su imaginación, a fin de evitar que aconteciesen malos resultados".
("Morb.
Invis." IV.)
"El llamado Dragón es un ser invisible, que puede
hacerse visible y aparecer en forma humana y cohabitar con las brujas. Esto se
verifica por medio del esperma que se pierde por los onanistas, fornicadores y
prostitutas in acte venereo, y que
tales ‘espíritus’ usan como cuerpo para obtener la forma humana se halla en
germen en el esperma, y si estos ‘espíritus’ usan el esperma de cierta persona,
es como si un hombre se pusiera el vestido de otro, y entonces tienen la forma
de esa persona y se le parecen en todas sus partes y detalles". ("De Fertilitate." Trat.II)
"Otro
monstruo horrible es el Basilisc,
creado por la Sodomía ,
y también el Aspis y Leo. Hay
innumerables formas bastardas, mitad hombre, mitad araña o sapos, etc., los
cuales habitan el plano astral; pertenecen a la serpiente cuya cabeza tiene que
ser aplastada por el pie de Cristo.
("Fragm.")
"Si
estas formas son suficientemente densas para hacerse visibles, aparecen como
una sombra o niebla de color. No tienen vida propia, sino que la toman de la
persona que le dio el ser, lo mismo que una sombra es producida por un cuerpo;
y donde no hay cuerpo, no puede haber sombra ninguna. Con frecuencia son
engendradas por idiotas, personas inmorales, depravadas o enfermizas, que
llevan una vida irregular y solitaria, y que son adictas a malos hábitos. La
coherencia de las partículas que componen los cuerpos de estos seres no es muy
fuerte, y temen el aire, la luz, el fuego, las puntas y armas. Son una especie
de apéndice aéreo al cuerpo de sus padres, y hay algunas veces tan íntima
relación entre ellos y el cuerpo de sus progenitores, que si se hace un daño a
los primeros, puede transmitirse a los segundos. Son parásitos que extraen la
vitalidad de las personas a quienes son atraídos, y pueden agotar la vitalidad
de sus víctimas muy pronto, si éstas no son muy fuertes".
"Algunos
de estos seres influencian a los hombres según sus cualidades; los vigilan,
aumentan y excitan sus faltas, hallan excusas a sus errores, les hacen desear
el éxito de sus malas acciones, y gradualmente absorben su vitalidad.
Fortifican y sostienen la imaginación en las operaciones de hechicería, algunas
veces hacen predicciones falsas y dan oráculos erróneos. Si un hombre tiene una
imaginación fuerte y mala, y quiere dañar a otro, estos serse están siempre
prontos para ayudar en el cumplimiento de su objeto". Estos seres pueden
hacer que sus víctimas pierdan la razón, si son demasiado débiles para resistir
a su influencia. "Una persona sana y pura no puede ser obsesada (poseída) por
ellos, porque tal Larva sólo puede obrar en los hombres si éstos le dan lugar
en sus mentes. Una mente sana es un castillo que no puede ser invadido sin la
voluntad de su dueño; pero si se les permite entrar, excitan las pasiones de
los hombres y mujeres, crean malos deseos en ellos, producen perversos
pensamientos que obra dañosamente en el cerebro; aguzan el intelecto animal y
sofocan el sentido moral.
Los ‘malos espíritus’ obsesan
únicamente a los seres humanos en quienes la naturaleza animal prepondera. Las
mentes que están iluminadas por el espíritu de verdad no pueden ser poseídas;
sólo los que son habitualmente guiados por sus propios impulsos inferiores
pueden ser sujetados a su influencia. Los exorcismos y ceremonias son inútiles
en tales casos. La oración y abstinencia de todos los pensamientos que puede
estimular la imaginación o excitar el cerebro son los únicos remedios
verdaderos". ("De ente
Spirituali.").
"La cura de la obsesión es un acto
puramente psíquico y moral. La persona obsesada debe hacer uso de la verdadera
oración y abstinencia, y después de esto, que una persona de fuerte voluntad
quiera que tales ‘espíritus’ se vayan". ("Filosofía Oculta").
La razón
porque no podemos ver estas entidades
astrales es porque son transparentes como el aire. No podemos ver el aire a
menos que hagamos humo, y aun en ese caso no vemos el aire mismo, sino el humo
que es llevado por el aire. Pero podemos sentir el aire cuando se mueve, y
podemos también en ocasiones sentir la presencia de tales entidades, si son
bastante densas para ser sentidas. Además, el objeto de nuestros sentidos es
percibir los objetos que existen en el plano para el cual esos sentidos están
adaptados, y por lo mismo los sentidos físicos existen con el objeto de ver
cosas físicas, y los sentidos del hombre interior son para ver las cosas del
alma.
Cuando los sentidos externos están inactivos,
los sentidos interiores pueden despertar a la vida, y podemos ver los objetos
del plano astral como vemos las cosas en un sueño. Hay también algunos venenos (hierbas, químicos) por los cuales la actividad
orgánica del cuerpo se puede suprimir
por algún tiempo, y la conciencia del hombre interior hacerse más activa, y la
cual, por lo mismo, nos puede hacer ver las cosas del plano astral. Pero tales
venenos destruyen la razón y son muy dañosos a la salud. En las fiebres,
delirios, etc., se pueden ver también estas cosas. Algunas de ellas pueden ser
creaciones de la mente del paciente, otras pueden haber sido creadas por la
imaginación mórbida de otra persona, como ya se dijo.
Pero si
estas entidades son invisibles bajo condiciones normales para el ser humano,
pueden ser muy bien percibidas por un Elementario(1) humano, que exista en su plano. Los caracteres humanos depravados
pueden, después de la muerte, tomar las formas animales y monstruos, a los que
se parecieron por sus malos pensamientos. La forma es sólo una apariencia que
representa un carácter, y el carácter da impresión a la forma. Si el carácter
de una persona es completamente malo, hará que la forma astral sea horrible.
Por esta razón las almas de los depravados pueden aparecer en formas animales.
El espíritu
puro (Atman) no tiene forma: es sin forma
como los rayos del sol. Pero así como éstos hacen que los elementos de la
materia se desarrollen en plantas, igualmente las substancias del alma pueden
convertirse en seres con formas, por medio de la acción de los rayos
espirituales. Hay ‘espíritus buenos’ y ‘espíritus del mal’; espíritus
planetarios, y ángeles; hay los espíritus de los cuatro elementos, y hay muchos
miles de clases diferentes.
"Cada
niño, al nacer, recibe un espíritu
familiar o genio, y estos ‘espíritus’
instruyen algunas veces a sus discípulos aun desde su más tierna edad. Muchas
veces les enseñan a hacer cosas extraordinarias. Hay en el universo un número
incalculable de tales ‘genios’, y podemos aprender de ellos todos los misterios
del Caos, a causa de que están en relación con el Misterio Magno. Estos ‘espíritus
familiares’ son llamados Flage.
Hay varias
clases de Flage, y hay dos modos por los que podemos obtener conocimiento de
ellos. Uno es haciéndose visibles para poder hablar con nosotros; el otro es
ejerciendo una influencia invisible en nuestra mente (...) Se puede hacer que
el Flage aparezca visiblemente en un espejo de Beryll, en un pedazo de carbón o
un cristal, etc., y no sólo se puede ver al Flage sino también a la persona a
quien pertenezca, y todos sus secretos pueden ser conocidos. Y si no es posible
hacerles que se aparezcan, entonces tales secretos se pueden saber por
comunicación de pensamiento o por signos, visiones alegóricas, etc. Con la
ayuda de estos Flages se pueden hallar
tesoros ocultos y las cartas cerradas se pueden leer, a pesar de lo oculto que
se hallen para la vista, porque la apertura de la vista interior quita el velo
de la materia. Las cosas que han sido sepultadas se pueden hallar de ese modo,
las robadas recobrarse, etc.
Los Flage son los ‘espíritus’ que
instruyeron al género humano en las artes y ciencias en los tiempos antiguos, y
sin ellos no habría seguramente ni ciencia ni filosofía ninguna en el
mundo". (Aparentemente se refiere a ciertos
tipos de entidades astrales que son capaces de ponerse en relación con el ser
humano para ayudarlo).
"En la
práctica de la divinación por sortilegio, etc., el Flage guía la mano. Tales
artes no son ni de Dios ni del diablo, sino que son el Flage. Las ceremonias
que de costumbre se usan en estas ocasiones son mera superstición, y han sido
inventadas para dar a tales ocasiones un aire de solemnidad. Los que practican
ese arte ignoran ellos mismos con frecuencia las leyes que lo gobiernan, y
pueden atribuir los resultados obtenidos a las ceremonias, y confunden
erróneamente sus supercherías con la cosa esencial".
Respecto a
la confianza que se pueda tener en las revelaciones de los seres invisibles,
Paracelso dice: "A los ‘malos espíritus’ les gusta hacer caer a los
hombres en error, y por lo mismo sus profecías son generalmente falsas y sus
predicciones basadas en engaño. Dios hizo a los ‘espíritus’ mudos, para que no
puedan decirlo todo tan claramente al hombre que éste no necesite usar su razón
para evitar cometer errores. Los ‘espíritus’ no deben instruir al hombre, pero
no siempre obedecen ese mandato. Por esta razón con frecuencia guardan silencio
cuando su informe es más necesario y muchas veces hablan falsedades cuando más
importa saber la verdad". Esta es la causa de que tantas cosas que han
dicho los ‘espíritus’ (entidades astrales) hayan
sido mentiras e ilusiones, y algunos ‘espíritus’ mienten muchísimo más que
otros. Pero puede suceder que tal vez de doce predicciones hechas por tales
espíritus una accidentalmente salga cierta, y en este caso los ignorantes no se
fijarán en que las otras once fueron falsas, sino que estarán prontos para
creer todo lo que tales espíritus puedan decir. "Estos espíritus enseñan
con frecuencia a las personas que tratan con ellos, a practicar ciertas
ceremonias, a decir ciertas palabras y nombres en que no hay ninguna significación,
y todo esto lo hacen para divertirse, y tener algún pasatiempo a costa de las
personas crédulas. Rara vez son lo que pretenden ser; aceptan nombres, y uno
usará el nombre de otro, o pueden asumir la máscara y modo de obrar de otro (porque el plano astral es muy fluídico y maleable para
cambiar de forma a voluntad). Si una persona tiene tal ‘espíritu’, que
pertenezca a una clase mejor, puede ser un buen decidor de la buenaventura;
pero el que tiene un espíritu mentiroso no oirá sino mentiras, y, en general,
todos estos ‘espíritus’ (entes etéreos) en su clase se sobrepasan mutuamente en
engaños y mentiras. (“Filosofía Sagaz").
"El
hombre es un instrumento por el cual los tres mundos - el espiritual, el astral
y el elementario - están obrando. En él hay seres de todos estos mundos,
racionales y no racionales, criaturas inteligentes y sin inteligencia. Una
persona sin conocimiento ni gobierno propio, obra impulsado según la voluntad
de estas criaturas; pero el verdadero filósofo obra conforme a la voluntad del
Supremo Ser, el Creador, que está en él. Si los amos a quienes el hombre
obedece son locos, ellos, sus siervos, también obrarán locamente. Es cierto que
cada uno cree que él es el amo y señor y
que hace lo que quiere; pero no ve al engañador que está dentro de él, el cual
es su amo, y en quien él mismo viene a ser un engañado". ("De Meteoris.").
Hay otra
clase de ‘espíritus’, los Sagani,
que son los “Elementales” o espíritus de la Naturaleza. Paracelso dice tocante a sus cuerpos lo siguiente: "Hay
dos clases de carne. Una que viene de Adam, y otra que no viene de Adam. La
primera es material y grosera, visible y tangible para nosotros; la otra no es
tangible y no está hecha de tierra. Si un hombre que desciende de Adam, quiere
pasar por una pared, tiene primero que hacer un agujero en ella; pero un ser
que no desciende de Adam, no necesita hacer ningún agujero o puerta, sino que
puede pasar por la materia que nos parece sólida, sin causarle ningún daño. Los
seres que no han descendido de Adam, lo mismo que los que de él han descendido,
están organizados y tienen cuerpo substanciales; pero hay tanta diferencia
entre la substancia que compone sus cuerpos, como la que hay entre la Materia y el Espíritu. Sin
embargo, los Elementales no son propiamente ‘espíritus’, porque tienen carne,
sangre y huesos; viven y propagan su
especie, comen y hablan, obran y duermen, etcétera, y por consiguiente
no pueden propiamente ser llamados
"espíritus". Son seres que ocupan un lugar entre los hombres y los
espíritus, pareciéndose a los hombres y mujeres en su organización y forma, y
pareciéndose a los espíritus en la rapidez de su locomoción. Los Elementales no
tienen principios superiores; por lo tanto no son inmortales, y cuando mueren,
perecen como los animales. Ni el agua ni el fuego puede dañarles, y no pueden
ser encerrados en nuestras prisiones materiales. Están, sin embargo, sujetos a
enfermedades. Sus costumbres, acciones, formas, maneras de hablar, etc., no son
muy diferentes a las de los seres humanos pero hay muchísimas variedades.
Tienen sólo intelecto animal, y son incapaces de desarrollo espiritual". (“Lib. Phil, II”.)
"Estos
espíritus de la naturaleza no son animales; tienen razón y lenguaje como el
hombre; tienen mente, pero no alma espiritual. Esto puede parecer extraño e
increíble; pero las posibilidades de la naturaleza no están limitadas por el
conocimiento que el hombre y la sabiduría de Dios es insondable. Tienen hijos,
y éstos son como ellos. El hombre está hecho a la imagen de Dios y se puede
decir que ellos están hechos a la imagen del hombre; pero el hombre no es Dios,
y los espíritus elementales de la naturaleza no son seres humanos, aunque se
parecen al hombre. Pueden enfermar y mueren como animales. Sus costumbres se
parecen a las de los hombres, trabajan y duermen, comen, beben y hacen sus
vestidos, y así como el hombre está más cerca de Dios, así ellos están más
cerca del hombre". (Lib. Filos." II ).
"Viven
en los cuatro elementos: las Ninfas
en el agua, las Sílfides en el aire,
los Pigmeos en la tierra, y las Salamandras en el fuego. Son llamados
también Ondinas, Silvestres, Gnomos, Vulcanos, etc.
Cada especie se mueve únicamente en el elemento a que pertenece, y ninguno de
ellos puede salir de su elemento propio, que es para ellos como el aire es para
nosotros, o el agua para los peces, y ninguno de ellos puede vivir en el
elemento que pertenece a otra clase. Para cada ser elemental, el elemento en
que vive es transparente, invisible y respirable, como la atmósfera lo es para
nosotros".
"Las
cuatro clases de espíritus de la naturaleza no se relacionan entre sí; los Gnomos no se comunican con las Ondinas o Salamandras,
ni los silvestres con ninguna de aquéllas. Así como los peces viven en el agua
que es su elemento, así cada ser vive en su propio elemento. Por ejemplo, el
elemento en que el hombre respira y vive es el aire; pero para las Ondinas el
agua es lo que el aire para nosotros, y si nos sorprendemos de que estén en el
agua, también ellas se pueden sorprender de que estemos en el aire. Así pues,
el elemento de los Gnomos es la tierra, y pasan por las rocas, paredes y
piedras como un espíritu, porque tales cosas no son para ellos más grandes
obstáculos de lo que el aire es para nosotros. En el mismo sentido el fuego es
el aire en que las Salamandras viven; pero los Silvestres o Sílfides, son los
que están en más cercana relación con nosotros; porque viven en el aire como
nosotros; porque viven en el aire como nosotros, se ahogarían si estuviesen
bajo el agua, se sofocarían en la tierra y se quemarían en el fuego, porque
cada ser pertenece a su propio Caos y
muere si es transportado a otro. Si ese Caos es denso, los seres que viven en
él son sutiles, y si el Caos es sutil, los seres son densos. Por lo mismo
tenemos cuerpos densos para que podamos pasar por el aire sin impedimento, y
los Gnomos tienen forma sutiles, para que puedan pasar por las rocas. Los
hombres tienen sus jefes y autoridades; las abejas y hormigas sus reinas, los
gansos y otros animales sus guías también, y lo mismo los espíritus de la
naturaleza tienen sus reyes y reinas. Los animales reciben su vestido de la
naturaleza; pero los espíritus de la naturaleza lo preparan por sí mismos. La
omnipotencia de Dios no está limitada a cuidar sólo al hombre, sino que se
extiende a cuidar también de los espíritus de la naturaleza y de muchas otras
cosas de que los hombres no saben nada. Todos estos seres, ven el sol y el
firmamento lo mismo que nosotros, porque cada elemento es transparente para los
que viven en él. Así pues, el sol brilla a través de las rocas para los Gnomos,
y el agua no impide a las Ondinas ver el sol y las estrellas; tienen sus
primaveras e inviernos, y su "tierra" les produce frutos; porque cada
ser vive del elemento de que ha brotado". ("Lib.Filos." II )
"Con
respecto a la personalidad de los Elementales, se puede decir que los que
pertenecen al elemento del agua se parecen a los seres humanos de ambos sexos,
los del aire son más grandes y más fuertes ; las Salamandras son largas, delgadas y secas; los Pigmeos o Gnomos, son
de dos palmos de estatura, pero pueden extender o alargar sus formas hasta que
parezcan como gigantes. Los Elementales del aire y el agua, las Sílfides y Ninfas, son de bondadosa disposición para con el hombre; las Salamandras, no se les puede asociar a
causa de la naturaleza ígnea del elemento en que viven, y los Pigmeos son
generalmente de naturaleza maliciosa. Estos construyen casas, bóvedas y
edificios de extraño aspecto con ciertas substancias semi - materiales
desconocidas para nosotros. Tienen una clase de alabastro, mármol, cemento,
etcétera; pero estas substancias son tan diferentes de las nuestras como la
tela de una araña es diferente de nuestro lino.
Las Ninfas
tienen sus residencias y palacios en el agua; las Sílfides y Salamandras no
tienen moradas fijas. En general, los Elementales aborrecen a personas
presuntuosas y obstinadas, tales como los dogmáticos, científicos, borrachos y
glotones, lo mismo que a los pendencieros y gentes vulgares de todas clases;
pero aman a los hombres naturales, que tienen mente sencilla y son como los
niños, inocentes y sinceros; mientras menos vanidad e hipocresía haya en el
hombre, más fácil les será acercarse a él; pero si es lo contrario, son tan
reservados y huraños como los animales silvestres".
El hombre
vive en los elementos exteriores, y los Elementales en los interiores. Tienen
habitaciones y vestido, métodos y costumbres, lenguaje, lenguaje y gobierno
propios, en el mismo sentido que las abejas tienen sus reinas y los rebaños de
animales su jefe. Algunas veces se les ve bajo diversas formas. Las Salamandras han sido vistas como bolas o
lenguas de fuego corriendo en los campos o apareciendo en las casas. Ha habido
casos en que las ninfas han adoptado
la forma humana, vestido maneras, y han entrado en unión con el hombre. Hay
ciertas localidades en que gran número de Elementales viven juntos, y ha
ocurrido que un hombre haya sido admitido en su comunidad y haya vivido con
ellos por algún tiempo, y que se hayan hecho visibles y tangibles para él.
"Los
ángeles son invisibles para nosotros; pero sin embargo un ángel puede aparecer
a nuestra vista espiritual, e igualmente el hombre es invisible a los espíritus
de la naturaleza, y lo que las Ondinas
saben de nosotros es para ellas simplemente lo que los cuentos de duendes son
para nosotros. Las Ondinas se
aparecen al hombre, pero no el hombre a ellas. El hombre es denso en el cuerpo
y sutil en el Caos (plano astral) y aparecérsele, permanecer con él, casarse y
concebir hijos de él. Así pues, una Ondina
puede casarse con un hombre, hacerle casa, y sus hijos serán seres humanos
y no Ondinas, porque reciben un alma
humana del hombre, y además la
Ondina misma recibe por esto el germen de la inmortalidad. El
hombre está ligado a Dios por medio de su alma espiritual, y si una Ondina se
une al hombre, vendrá a ser por esto ligada a Dios. Así como una Ondina sin su unión con el hombre muere
como un animal, igualmente el hombre es como un animal si destruye su unión con
Dios".
"Por
lo mismo las Ninfas están ansiosas de
unirse con el hombre; procuran hacerse inmortales por medio de él. Tienen mente
e intelecto como el hombre, pero no el alma inmortal, como la que hemos
obtenido por el Cristo. Pero los espíritus de la tierra, el aire y el fuego,
rara vez se casan con un ser humano. Pueden, sin embargo, apegársele y entrar a
su servicio. No se debe suponer que son nada aéreo o simplemente espectros o
apariencias; son de carne y sangre, sólo que más sutiles que el hombre (esto
es, de la substancia de la mente)".
"Las Ninfas algunas veces salen del agua y se
las puede ver sentadas en la orilla cerca de donde viven, y lo mismo que los Gnomos tienen un lenguaje como el
hombre; pero los espíritus de los bosques son más huraños y no hablan nada,
aunque pueden hablar y son muy hábiles. Las Ninfas aparecen con forma humana y
vestido; pero los espíritus del fuego son de forma ígnea. Usualmente no se
hallan en compañía de los hombres, pero cohabitan con viejas, tales como las
brujas, que algunas veces son obsesadas por el diablo. Si un hombre tiene una Ninfa por esposa, cuídese de no
ofenderla mientras está cerca del agua, pues en tal caso volverá a su elemento;
y si alguno tiene un Gnomo por
criado, séale fiel, porque cada uno tiene que ser obediente para con el otro;
si cumplís vuestro deber para con él, él lo cumplirá con vosotros. Todo esto
está en el orden divino de las cosas y será manifiesto a su debido tiempo; de
modo que entonces podremos ver lo que ahora parece casi increíble".
("Lib. Filos.II").
En las
leyendas de los santos se hace alusión a los
Espíritus Elementales de la
Naturaleza llamándolos muchas veces "diablos",
nombre que no merecen; porque hay Elementales buenos tanto como malos; pero
aunque pueden ser muy egoístas, no han desarrollado ningún amor por el mal
absoluto, porque sólo tienen almas mortales, pero no esencia espiritual que los
haga inmortales.
Además de
los cuerpos astrales de los hombres y los Espíritus Elementales de la Naturaleza , hay otros
muchos ‘espíritus’ (seres o entidades) nacidos dentro del alma madre (la
voluntad e imaginación de la Naturaleza); y así como la mente del hombre puede
crear monstruos, y el hombre puede pintar sus imágenes en el lienzo, o
esculpirlas en piedra o madera, igualmente el Poder Universal de la Voluntad crea monstruos en la luz
astral, y puede arrojar sus sombras en el mundo físico de las apariencias,
haciéndose objetivas en cuerpos sobre la tierra. Algunas de ellas son de corta
vida y otras vivirán hasta el día de la disolución de todas las cosas.
"Todos sabemos que un hombre puede cambiar su carácter en el curso de su
vida, de modo que al fin llegue a ser una persona muy diferente de lo que era
antes; y así toda criatura que tenga voluntad puede cambiar y hacerse
sobrenatural o contranatural, esto es, diferente de lo que normalmente
pertenece a su naturaleza. Muchas de las lumbreras de la iglesia, que ahora se
pavonean llenas de joyas y diamantes, parecerán dragones y gusanos cuando el
cuerpo humano en que están ahora enmascarados haya desaparecido cuando llegue la
muerte. (“Lib. Filos. IV").
"Hay
también Sirenas; pero son
simplemente una clase de peces-monstruos; pero hay dos clases más de ‘espíritus’,
relacionados con las Ninfas y Pigmeos, a saber: los Gigantes y los Enanos. Esto puede no ser creído, pero debe recordarse que el
principio del conocimiento divino es que la luz de la naturaleza ilumine al
hombre, y que por esta luz conozca todas las cosas de la Naturaleza por medio
de la luz interior. Los Gigantes y Enanos son monstruos, estando en
relación con los Silvestres y Gnomos en el mismo sentido que las Sirenas están relacionadas con las Ondinas. No tienen alma (alma espiritual),
y pueden mejor ser comparados a monos que a seres humanos. Estos ‘espíritus’
son con frecuencia los guardianes de los tesoros ocultos".
"Tales
cosas pueden ser negadas por el sabio mundanal; pero al fin del mundo, cuando
todas las cosas serán reveladas, entonces también se verán avergonzados y
corridos los llamados "doctores" y "profesores", que fueron
grandes en su ignorancia; entonces se verá quiénes fueron los verdaderamente
instruidos en el fundamento de la naturaleza, y cuáles los instruidos
simplemente en charla vacía. Entonces conoceremos a los que han escrito
conforme a la verdad, y los que han enseñado según su fantasía; y cada uno
recibirá lo que merezca. No habrá entonces doctores ni magistrados, y los que
están haciendo ahora mucho ruido estarán entonces muy callados; pero los que
hubieren recibido la verdadera inteligencia serán felices. Por lo mismo
recomiendo que mis escritos sean juzgados en aquel tiempo cuando todas las
cosas se manifestarán y cuando cada uno verá la luz como le fue revelada.
"Los ‘malos
espíritus’ son, por decirlo así, los alguaciles y ejecutores de Dios (la Ley ), (porque
ciertas leyes funcionan a través de la acción de estas entidades). Han
sido producidos por las influencias del mal y siguen su destino. Pero el vulgo
tiene una estima demasiado elevada de sus poderes, especialmente del poder del “diablo”.
El diablo no tiene bastante poder para ‘remendar ollas viejas’, y mucho menos
para enriquecer a un hombre. El - o ello - es la cosa más pobre que puede hallarse
en los cuatro elementos. Hay muchísimas invenciones, ciencias y artes que se
atribuyen a la agencia del diablo (personal); pero antes que el mundo sea más
viejo, se hallará que el diablo nada tiene que ver con estas cosas, que el
diablo es nada y no sabe nada, y que estas cosas son el resultado de causas
naturales. La verdadera ciencia puede hacer muchísimo; la Sabiduría Eterna
de la existencia de todas las cosas es sin tiempo, sin principio y sin fin. Las
cosas que son consideradas ahora como imposibles se realizarán; lo inesperado
se verá en el futuro que es cierto, y lo que es mirado como una superstición en
nuestro siglo, será la base de la ciencia aprobada del siguiente". ("Filosofía Oculta").
1- Elementario: Son las almas
desencarnadas de las personas depravadas, que algún tiempo antes de la muerte,
separaron de sí mismas su respectivo Espíritu Divino, perdiendo de este modo
sus posibilidades de inmortalidad. Se ha aplicado este término a “los
fantasmas” astrales de las personas desencarnadas, en general. (“Glosario Teosófico”).
No
hay que confundir la palabra “elementarios”
con “elementales”, ya que los
primeros son los cascarones astrales sin alma (es decir, los cadáveres astrales
de los muertos), y los segundos son los “espíritus de la Naturaleza” presentes
en los 4 elementos.
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