Extraído del libro del libro “El Cuerpo de Deseos”.
Libro Rosacruz, basado en los escritos de Max Heindel.
Aclaración: En filosofía rosacruz se llama “cuerpo de deseo” a lo que
en otras escuelas se denomina cuerpo astral o emocional. Así que en este
capítulo se habla del ‘mundo astral planetario’.
EL MUNDO DEL DESEO PLANETARIO
Capítulo
I
SU
RELACIÓN CON EL MINERAL, LA
PLANTA , EL ANIMAL Y EL HOMBRE
En
la doctrina Rosacruz, el universo se divide en siete mundos o estados de
materia diferentes, a saber:
1.
El Mundo de Dios. 2. El Mundo de los Espíritus Virginales. 3. El Mundo del
Espíritu Divino. 4. El Mundo del Espíritu de Vida. 5. El Mundo del Pensamiento.
6.El Mundo del Deseo. 7.El Mundo Físico. Esta división no es arbitraria sino
necesaria, porque la substancia de cada uno de esos Mundos está sujeta a leyes
que prácticamente no obran en los otros. Por ejemplo: en el Mundo Físico, la
materia está sujeta a la gravedad, contracción y dilatación. En el Mundo del
Deseo no existe ni frío, ni calor y los cuerpos ascienden o descienden con toda
facilidad. La distancia y el tiempo son también factores predominantes en el
Mundo Físico, mientras que casi no existen en el Mundo del Deseo. La materia de
estos mundos varía además en densidad, siendo el Mundo Físico, el más denso de
los siete. Cada Mundo se subdivide en siete Regiones o subdivisiones de la
materia que lo compone. La materia de deseos del Mundo del Deseo persiste a
través de las siete subdivisiones o regiones, como material para la
incorporación del deseo. Así como la Región Química es el reino de la forma y así como
la Región Etérica
es el dominio de las fuerzas que producen las actividades de la vida y de las
formas, permitiendo a éstas vivir, moverse y propagarse, así también las
fuerzas del Mundo del Deseo, trabajando en el cuerpo denso vivificado, lo
impelen a moverse en tal o cual dirección. Si existieran solamente las
actividades de las Regiones Químicas y Etérica del Mundo Físico, habría formas
vivientes, capaces de moverse, pero sin incentivo alguno para hacerlo. Este
incentivo lo proporcionan las fuerzas cósmicas activas en el Mundo del Deseo y,
sin esta actividad, que obra en todas las fibras del cuerpo vitalizado,
impulsando a la acción en tal o cual dirección, no habría experiencia ni
crecimiento moral. Las funciones de las diversas clases de éteres es impulsar
el crecimiento de la forma, pero sólo evolucionan hacia grados superiores,
respondiendo a las sucesivas exigencias del crecimiento espiritual. Vemos pues
la gran importancia de esta región de la Naturaleza. Deseos ,
anhelos, pasiones y sentimientos se expresan en la materia de las diferentes
regiones del Mundo del Deseo, como las formas y los rasgos en la Región Química del
Mundo Físico. Aquellos toman formas que duran más o menos tiempo, de acuerdo
con la intensidad del deseo, anhelo o sentimiento que encierra. En el Mundo del
Deseo, la distinción entre fuerza y materia no es tan definida y aparente como
en el Mundo Físico. Casi se puede decir que en el primero las ideas de fuerza y
materia son idénticos y cambiables. No es así en absoluto, pero podemos afirmar
que en cierto grado, el Mundo del Deseo se compone de fuerza-materia. Cuando
hablamos de la materia del Mundo del Deseo, si bien es cierto que es un grado
menos densa, que la del Mundo Físico, no debemos imaginarnos absolutamente por
eso, que esa materia sea materia física sutilizada. Aunque la montaña y la
margarita, el hombre, el caballo y un pedazo de hierro, estén compuestos de una
substancia atómica última, no por eso queremos decir que la margarita sea una
forma o clase de hierro más fina o sutil. Similarmente, es imposible explicar
con palabras el cambio o diferencia que sufre, la materia física cuando se
convierte en materia emotiva o de deseos. Si no hubieran diferencias, las leyes
del Mundo Físico obrarían en aquella, lo que no sucede. La ley que rige la
materia de la Región
Química , es la inercia, la tendencia a permanecer en statu
quo. Se necesita cierta suma de energía para vencer esa inercia, para hacer que
un cuerpo que está en reposo se mueva o, para detener a uno que esté en
movimiento. No sucede así, sin embargo, con la materia que compone el Mundo del
Deseo. Esa materia en si misma, es casi viviente y está en un movimiento
incesante, fluídico, que puede adoptar todas las formas imaginables e
inimaginables, con inconcebible facilidad y rapidez, brillando al mismo tiempo
con millares de cambiantes colores, no comparables a nada de lo que conocemos
en nuestro estado de conciencia física. Las irradiaciones iridescentes y
polícromas de una concha de nácar en movimiento, sobre la que cayera la luz del
Sol, daría quizás una idea levísima de aquella. El Mundo del Deseo es luz y
color siempre cambiantes, en el que las fuerzas animales y humanas se
entremezclan con las fuerzas de innumerables Jerarquías de seres espirituales,
que no aparecen en nuestro Mundo Físico, pero que son tan activos en el Mundo
del Deseo, como lo somos nosotros aquí. La fuerzas emitidas por esta variada y
vasta hueste de Seres, moldea la materia siempre cambiante del Mundo del Deseo
en formas innumerables y diferentes de mayor o menor durabilidad, de acuerdo
con la fuerza o impulso que les dio nacimiento. Los tres Mundos de nuestro
planeta (el Mundo del Pensamiento, el Mundo del Deseo y el Mundo Físico) son
actualmente el campo donde se desarrolla la evolución para cierto número de
reinos de vida, en varios grados de desarrollo. Únicamente cuatro de éstos nos
interesan por el momento: el mineral, el vegetal, el animal y el humano. Estos
cuatro reinos están relacionados con los tres Mundos, de diferente manera, de
acuerdo con el progreso que esos grupos de vidas evolucionantes han hecho en la
escuela de la experiencia. Para manifestar sentimiento y emoción, es necesario
tener un vehículo compuesto por materiales del mundo del Deseo. Es necesario
tener un cuerpo vital, un cuerpo de deseos, etc., separados para
expresar
las cualidades correspondientes de cada región, porque los átomos del Mundo del
Deseo, del Mundo del Pensamiento y aún de los mundos superiores interpenetran
al mineral lo mismo que al cuerpo humano y si la interpenetración del éter
planetario, que es el éter que envuelve los átomos del mineral, fuera
suficiente para permitirle el sentimiento y la propagación, su interpenetración
por el Mundo del Pensamiento, sería también suficiente para permitirle pensar,
lo que no puede hacer porque carece de un vehículo separado. Está penetrado
solamente por el éter planetario y, por lo tanto, es incapaz de crecimiento
individual. Únicamente el éter más inferior de los cuatro, el químico, está
activo en el mineral, siendo debidas a éste las fuerzas químicas en los
minerales. Habiendo notado las relaciones de los cuatro reinos, con la Región Etérica del
Mundo Físico, estudiaremos ahora su relación con el Mundo del Deseo. Aquí nos
encontramos con que , tanto los minerales como las plantas, carecen de cuerpo
de deseos separado. Están compenetrados únicamente por el cuerpo de deseos
planetario, o sea el Mundo del Deseo. Careciendo de vehículos separados, son
incapaces de sentir, de desear, de emocionarse, que son facultades que
pertenecen al Mundo del Deseo. Cuando se rompe una piedra, ésta no siente; pero
sería erróneo deducir que no hay sentimiento alguno, relacionado con tal acto.
Esta es la teoría del materialista y la de la multitud incapaz de comprender.
Pero el ocultista sabe que no hay acto alguno, grande o pequeño, que no sea
sentido a través de todo el universo y si bien la piedra no puede sentir por
carecer de un cuerpo de deseos individual, si lo siente el espíritu de la Tierra , porque es Su cuerpo
de deseos el que compenetra la piedra. Cuando un hombre se corta un dedo, como
éste no posee cuerpo de deseos separado, tampoco siente el dolor, pero si lo
siente el hombre, porque es su cuerpo de deseos el que compenetra el dedo. Si
se arranca de raíz una planta, el Espíritu de la Tierra siente lo mismo que
si al hombre le arrancaran un cabello. La tierra es un cuerpo viviente y
sensitivo y todas las formas que carecen de un cuerpo separado de deseos, por
medio del cual pueda el Espíritu sentir, están incluidos en el cuerpo de deseos
de la tierra y ese cuerpo siente. El romper una piedra o cortar una flor
produce placer a la Tierra ,
mientras que arrancar una planta de raíz le produce dolor. En la planta no hay
cuerpo de deseos separado, de ahí que no siente pasión. Y dirige sus órganos de
generación la flor, casta e inocentemente hacia el Sol, llena de belleza y de
pureza. En el hombre el cuerpo de deseos individual debe necesariamente
producir la pasión y el deseo, salvo que esté subyugado por algún medio. Por lo
tanto, el un hombre es la inversión de la casta planta, figurativa y
literalmente, porque aquél es apasionado y dirige sus órganos creadores hacia la Tierra y se avergüenza de
ellos. La planta absorbe el alimento por las raíces; el alimento del hombre
entra a su cuerpo por la cabeza. El hombre inhala oxígeno vivificante y exhala
el tóxico dióxido de carbono. Este lo absorbe la planta, la que extrae el
veneno y devuelve el principio que ha de vitalizar al hombre. El Mundo
Planetario de Deseos vibra a través de los cuerpos denso y vital del animal y
del hombre, de la misma manera que compenetra el mineral y la planta, pero
además de esto el animal y el hombre poseen cuerpos de deseos separados, que
los capacitan para tener deseos, emociones y pasiones. Existe una diferencia
sin embargo. El cuerpo de deseos del animal, está formado enteramente por
materia de las regiones más densas del Mundo del Deseo, mientras que aún en el
caso de las razas humanas más bajas, tiene incorporado un poco de materia de
las regiones superiores en la composición de su cuerpo de deseos. Los
sentimientos de los animales y de las razas humanas primitivas, se refieren
casi por completo a la gratificación de los deseos y pasiones más bajas que
encuentran su expresión en la materia de las regiones inferiores del cuerpo de
deseos. El cuerpo de deseos está radicado en el hígado, así como el vital lo
está en el bazo. En todos los seres de sangre caliente, que son los más
altamente desarrollados y que poseen sentimientos, pasiones y emociones, que se
exteriorizan en el mundo, que realmente viven, en todo el sentido de la
palabra, ya que no vegetan meramente, en tales seres las corrientes del cuerpo de
deseos fluyen hacia el exterior por el hígado. La materia de deseos está
continuamente fluyendo en corrientes que circulan a lo largo de líneas curvas
hacia todos los puntos de la periferia del ovoide y entonces retornan al
hígado, a través de cierto número de vórtices, de la misma manera que el agua
hirviendo fluye continuamente hacia arriba para volver hacia abajo una vez
completado su ciclo. Las plantas carecen de este principio impulsivo y
vigorizante y, por lo tanto, no pueden manifestar vida y movimiento en la forma
en que lo hacen los organismos más desarrollados.
Donde
hay vitalidad y movimiento, pero no sangre roja, no existe tampoco cuerpo de
deseos separado. El ser se halla simplemente en la etapa de transición de la
planta al animal y, por lo tanto, sólo se mueve bajo el impulso y gracias a la
fuerza del Espíritu-Grupo.
En
los animales de sangre fría que tienen hígado y sangre roja, existe un cuerpo
de deseos separado y el Espíritu-Grupo dirige las corrientes hacia dentro,
porque en su caso el espíritu separado (del pez o reptil individual, por
ejemplo), está completamente fuera del vehículo denso. Cuando el organismo ha
evolucionado hasta tal punto que el espíritu separado puede empezar a entrar
dentro de sus vehículos, entonces comienza el Espíritu individual a dirigir las
corrientes hacia fuera, y vemos el principio de la existencia pasional y de la
sangre caliente. La sangre roja y caliente del hígado, suficientemente
evolucionada como para contener un Espíritu interno, es la que fortalece las
corrientes que se lanzan hacia fuera, lo que es causa de que el hombre y el
animal, manifiesten deseos y pasiones. En los animales, el espíritu no está aún
completamente dentro de sus vehículos. Los mamíferos actuales, que han
alcanzado en su estado animal la sangre roja y caliente son, por lo tanto,
capaces de experimentar deseo y emoción, hasta cierta medida. El espíritu
animal ha alcanzado en su descenso, únicamente el Mundo del Deseo. No se ha
desarrollado todavía hasta el punto en que pueda "entrar" en un
cuerpo denso. Por lo tanto, el animal no tiene Espíritu interno, pero sí un
Espíritu-Grupo que le dirige desde fuera. El animal tiene cuerpo denso, cuerpo
vital y cuerpo de deseos, pero el Espíritu-Grupo que los rige, se halla
externamente. El cuerpo vital y el cuerpo de deseos del animal, no están
completamente dentro del cuerpo denso, especialmente en lo que concierne a su
cabeza. El deseo impele todas las formas a moverse; el pájaro vuela, y el
animal recorre la tierra en su deseo de encontrar comida y amparo, o con el fin
de procrear; el hombre es también movido por esos deseos, pero tiene otros y
más altos impulsos para estimularlo al esfuerzo, entre ellos está el deseo de
rapidez en la moción que le condujo a construir locomotoras y otras máquinas
que se mueven de acuerdo a su deseo. Si no hubiera hierro en la montaña, el
hombre no podría construir máquinas. Si no hubiera arcilla en el suelo, la
estructura ósea del esqueleto, sería una imposibilidad, y si no hubiera un
Mundo Físico con sus sólidos, líquidos y gases, este cuerpo denso nuestro,
nunca hubiera podido venir a la existencia. Razonando de un modo similar,
comprenderemos que si no hubiera un Mundo de Deseo compuesto de materia de
deseos, no tendríamos ningún medio para formar sentimientos, emociones y
deseos. Un planeta compuesto con los materiales que percibimos con nuestros
ojos físicos y ninguna otra substancia, podría ser la morada de plantas que
crecerían inconscientemente, pero que no tendrían deseos que las hicieran
crecer. Los reinos humano y animal, serían por lo tanto una imposibilidad. Los
animales y el hombre tienen cuerpos de deseos y están, por lo tanto, dominados
por dos sentimientos gemelos y por dos fuerzas gemelas. Un tigre de la jungla
pasará ante un pan con toda indiferencia, pero si sentirá interés por el
poseedor del pan; su interés despertará la fuerza de atracción y tratará de
matarlo. Este acto de destrucción no es, en manera alguna, ni el fin ni el
objeto del tigre, sino un paso necesario para la asimilación. Si el tigre,
viera a otra fiera que estuviera tramando algo sobre lo que aquél consideraba
su botín, también le producirá interés. Pero en este caso el sentimiento de
interés despertará la fuerza de repulsión y se producirá una lucha, siendo el
objeto de la misma la destrucción del adversario. En el caso mencionado y en
los casos en que los deseos animales del hombre son factores integrantes, estos
dos sentimientos gemelos y esas dos fuerzas gemelas operan análogamente, pero
hay una diferencia en la composición del cuerpo de deseos del hombre y del
animal. El cuerpo de deseos de un animal, está compuesto solamente por materia
de las cuatro regiones inferiores del mundo del Deseo. De ahí que sea incapaz
de sentir más que deseos animales de alimento, defensa o análogos. Un santo
sentiría agudos remordimientos por haber expresado inadvertidamente alguna
palabra dura e hiriente; los tigres permanecen tranquilos sin el menor
sentimiento, por haber obrado mal, aunque maten diariamente. La razón es que el
cuerpo de deseos del hombre está compuesto de materia de todas las siete
regiones del Mundo del Deseo, así que es capaz de sentir más sutil y más
elevadamente que el animal.
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