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sábado, 18 de abril de 2015

1- LOS SIETE PRINCIPIOS UNIVERSALES. El Kybalión




Escritos del libro “El Kybalión”, de autor anónimo


LOS SIETE PRINCIPIOS HERMÉTICOS


Resumen introductorio
Ningún conocimiento oculto ha sido tan celosamente guardado como los fragmentos de las enseñanzas hermé­ticas, los que han llegado hasta nosotros a través de las cen­turias transcurridas desde los tiempos del Gran Fundador, Hermes Trismegisto, "el elegido de los dioses", quien mu­rió en el antiguo Egipto, cuando la raza actual estaba en su infancia. Contemporáneo de Abraham y, si la leyenda no miente, instructor de tan venerable sabio, Hermes fue y es el Gran Sol Central del Ocultismo, cuyos rayos han iluminado todos los conocimientos que han sido imparti­dos desde entonces. Todas las bases fundamentales de las enseñanzas esotéricas que en cualquier tiempo han sido impartidas a la raza son originarias, en esencia, de las formu­ladas por Hermes. Aun las más antiguas doctrinas de la In­dia han tenido su fuente en las enseñanzas herméticas…
El estudiante de reli­giones comparadas puede fácilmente percibir la influen­cia tan grande que las enseñanzas herméticas han ejercido en todas las religiones, sea cual fuere el nombre con que se les conozca ahora, bien en las religiones muertas o bien en las actualmente existentes. La analogía salta a la vista, a pesar de los puntos aparentemente contradictorios, y las enseñanzas herméticas son como un conciliador de ellas…
En esta obrita hemos tratado de daros una idea de las enseñanzas fundamentales de "El Kybalión", indicando todo cuanto se refiere a los principios actuantes, dejándoos el tra­bajo de estudiarlos, más bien que el de tratarlos nosotros mismos en detalle. Si sois verdaderos estudiantes o discípu­los, comprenderéis y podréis aplicar estos principios, si no, debéis desarrollaros, pues de otra manera las enseñanzas herméticas no serán para vosotros sino "palabras, palabras, palabras".

LOS TRES INICIADOS





"Los principios de la verdad son siete: El que comprende esto perfectamente posee la clave mágica ante la cual todas las puer­tas del Templo se abrirán de par en par".

EL KYBALION


Los siete principios sobre los que se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:

1.      El Principio del Mentalismo
2.      El Principio de Correspondencia
3.      El Principio de Vibración
4.      El Principio de Polaridad
5.      El Principio del Ritmo
6.      El Principio de Causa y Efecto
7.      El Principio de Generación




1. EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO

"El TODO es Mente; el universo es mental".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que "TODO ES MENTE". Explica que el TODO, que es la realidad sustan­cial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo material", "fenómenos de la vida", "materia", "energía", etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del univer­so, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención del pú­blico, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica. La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. El estudiante de la Filosofía Hermética puede emplear conscientemente las grandes leyes mentales, en vez de usarlas por casua­lidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra en su poder, el discípulo puede abrir las puertas del Templo del conocimiento mental y psíquico y entrar en el mis­mo libre e inteligentemente. Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subor­dinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió, largo tiempo ha:
"EL QUE COMPRENDA LA VERDAD DE QUE EL UNIVERSO ES MENTAL, ESTÁ MUY AVAN­ZADO EN EL SENDERO DEL ADEPTO".
Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y el es­tudiante que no la posea, en vano llamará a la puerta del Templo.





2. EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA


"Como arriba es abajo; como abajo es arriba".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenóme­nos de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquí­simo axioma hermético se refiere precisamente a esto, y afirma: "Como arriba es abajo; como abajo es arriba", y la comprensión de este principio da una clave para re­solver muchos de los más oscuros problemas y parado­jas de los misteriosos secretos de la Naturaleza. Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplica­mos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia. Este principio es de aplicación uni­versal en los diversos planos, mental, material o espiri­tual del Kosmos: es una ley universal. Los antiguos hermetistas consideraban este principio como uno de los más importantes auxiliares de la mente, por cuyo intermedio se puede descorrer el velo que oculta lo des­conocido a nuestra vista. Su aplicación puede desgarrar un tanto el Velo de Isis, de tal manera que nos permita ver, aunque más no sea, algunos de los rasgos de la dio­sa. De igual manera que el conocer los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mien­tras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habili­ta al hombre a razonar inteligentemente de lo conocido a lo desconocido; estudiando la mónada se llega a com­prender al arcángel.




3. EL PRINCIPIO DE VIBRACIÓN


"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, cosas ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de todo, este principio hermético fue enunciado cientos de años ha por los Maestros del antiguo Egipto. Este principio explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resulta­do de los varios estados vibratorios. Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácti­camente puede considerarse como si estuviera en repo­so, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro ex­tremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en repo­so. Entre ambos polos hay millones de millones de gra­dos de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los universos, todo está en vibración. Y esto es igual­mente cierto en lo que respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (la que no es más que un determina­do estado vibratorio), y a los planos mentales y espiri­tuales. Una perfecta comprensión de este principio ha­bilita al estudiante hermético a controlar sus propias vibraciones mentales, así como las de los demás. Los Maestros también emplean este principio para conquis­tar los fenómenos naturales. "EL QUE COMPRENDA EL PRIN­CIPIO VIBRATORIO HA ALCANZADO EL CETRO DEL PODER", ha di­cho uno de los más antiguos escritores.





4. EL PRINCIPIO DE POLARIDAD


"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los anta­gónicos son lo mismo; los opuestos son idénti­cos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden re­conciliarse".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que todo es dual, todo tiene dos polos; todo su par de opuestos, afirmacio­nes que son de otros tantos axiomas herméticos. Expli­ca y dilucida las antiguas paradojas que han dejado per­plejos a tantísimos investigadores, y que literalmente decían: "La tesis y la antítesis son idénticas en naturale­za, difiriendo sólo en grado"; "los opuestos son idénticos en realidad, diferenciándose en su gradación"; "los pa­res de opuestos pueden conciliarse, los extremos se to­can"; "todo es y no es al mismo tiempo", "toda verdad no es sino media verdad"; "toda verdad es medio falsa", etc. Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los "opuestos" no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre am­bos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro y tra­tad de averiguar dónde empieza el calor y dónde termina el frío. No hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y calor, di­versos grados de la misma cosa, y que esta se manifiesta en esos opuestos no es más que los polos de eso que se llama calor, o sea la manifestación del principio de pola­ridad que nos ocupa. El mismo principio se manifiesta en la "luz" y la "oscuridad", las que, en resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la oscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál entre positivo y negativo? El principio de polaridad explica esta paradoja. El mismo principio opera de idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente, y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que las palabras que nosotros usamos para designarlos, "agradable" y "desagradable", se esfuman una en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más que gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderéis claramente por poco que meditéis so­bre ello. Y aun más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas. Muchos de los que leéis estas páginas ha­bréis tenido experiencias en vosotros mismos y en los demás de la rápida e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente. Y ahora comprenderéis la posibilidad de efectuar esto por medio del poder de la volun­tad, de acuerdo con las fórmulas herméticas. El "Bien" y el "Mal" no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando inteligente­mente el principio de polaridad. En una palabra, el "arte de polarizar" se convierte en una fase de la alquimia mental, conocida y practicada por los antiguos y moder­nos Maestros herméticos. La perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polari­dad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.





5. EL PRINCIPIO DEL RITMO

"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y descien­de. Todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la mis­ma que la de su movimiento hacia la izquier­da, el ritmo es la compensación".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que todo se ma­nifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de po­laridad, descripto un momento ha. Hay siempre una ac­ción y una reacción, un avance y un retroceso, una as­censión y un descenso. Y esta ley rige para todo: soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en la destruc­ción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas y, fi­nalmente, en los estados mentales del hombre, y es con referencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante. Los hermetistas han descubierto este principio, encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de las fórmulas y métodos apropiados. Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el prin­cipio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado que depende del dominio que se tenga de dicho principio. Saben cómo usarlo, en vez de ser usados por él. En este y en otros parecidos métodos consiste la ciencia hermética. El Maes­tro se polariza a sí mismo en el punto donde desea que­darse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendu­lar que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo. Todos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre sí mismos ejecutan esto hasta cierto punto, consciente o inconscientemente, pero el Maestro lo efectúa conscien­temente, y por el solo poder de su voluntad alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza mental casi imposible de concebir por esa inmensa muchedumbre que va y viene en un continuado movimiento ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo. Este, así como el de la polaridad, han sido cuidadosamente estudiados por los hermetistas, y los métodos de contrabalancearlos, neu­tralizarlos y emplearlos, forman una de las partes más importantes de la alquimia mental hermética.





6. EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO

"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa: todo sucede de acuerdo con Ley; el azar no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de causalidad pero nada escapa a la Ley".

 EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo sucede conforme a la Ley. La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los cuales se puede ascender más allá del plano or­dinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcan­zando mentalmente el plano superior se convierten en causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las en­vuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si estos son superiores a las de ellas. La herencia, las su­gestiones y otras múltiples causas externas las empu­jan como autómatas en el gran escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, do­minan sus modalidades, sus caracteres, sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas volunta­des. Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumen­tos. Los Maestros obedecen a la causación de los planos superiores a aquel en que se encuentran, pero prestan su colaboración para regular y regir en su propio plano. En lo dicho está condensado un valiosísimo conocimiento hermético: que el que sea capaz de leer entre líneas lo descubra, es nuestro deseo.




7. EL PRINCIPIO DE GENERACIÓN


"La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la gene­ración se manifiesta en todos los planos".
EL KYBALION

Este principio encierra la verdad de que la genera­ción se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual. En el mundo físico, este principio se manifiesta como "sexo", y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han con­fundido la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre en el sentido de "generar", "regenerar" y "crear". Cada ser contiene en sí mismo los dos elemen­tos de este principio. Si deseáis conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y espiritual, debéis estudiar este principio hermético, pues él contie­ne la solución de muchos de los misterios de la vida. Os advertimos que este principio nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teorías, enseñanzas y prácti­cas, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que una prostitución del gran principio natural de generación. Tales teorías y prácticas no son más que la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas, que sólo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la Filosofía Hermética siempre ha alzado su verbo de protesta contra esas licencias y perversiones de los principios naturales. Si lo que deseáis son tales en­señanzas, debéis irlas a buscar a otra parte: el herme­tismo nada contiene sobre ellas. Para el puro, todas las cosas son puras; para el ruin todas son ruines.








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